La memoria y el recuerdo

Recuperar el paradigma original de la maternidad

Los momentos fundantes de la vida quedan en la zona del olvido, fuera de la memoria y el recuerdo.

No recuerdo el primer paso que di, ni el primer grito. Se me escapa de los dedos la sensación de tu piel suave, quiero hallar el contacto con tu cuerpo, descubrir el misterio de nuestra unión.

Lidiar con lo oculto es la condición de existir

Olvidé el tiempo de la comodidad, en el hueco de tu amor, el tiempo de nadar en la casa que me brindaste.

No recuerdo recibir oxígeno de vos, se me escapa de la boca el sabor del alimento.

El gran deliberador mantiene las cosas ocultas. Una fuerza invisible maneja hilos detrás de las fauces devoradoras del tiempo. Me veo aquí, investigo entre historias, respiro el recuerdo de emociones, reconozco el propósito de este dolor.

Una pulsión me trajo a este cuerpo, una existencia latía y ahora respira en mi corazón.

Lo que vibra está vivo. Sin embargo, si se estanca entra en proceso de descomposición. 

Lo vivo encuentra pruebas y obstáculos que son parte del camino, del propósito inicial. 

Una esencia me llama detrás del pensar. 

El recuerdo

Todo lo que no recuerdo, todo lo oculto, es un impulso. Siempre hay motivo. Originariamente una fuerza me ha puesto a vibrar, me dio movimiento. 

Estoy en un bosque, me paro frente a los árboles: cada rama que miro es un reflejo. Una brisa de impulso inesperado me confiesa un recuerdo.

Al final, sé que hay una flor o un fruto que, aún oculto, es para mí.

*

Lo que confunde, lo que traba: son partes de mí que duelen. 

Son situaciones, personas, historias. Pero yo soy todas esas partes, por donde mire. 

Y no hay otro modo de cambiar lo que duele más que sintiéndolo. Atravesándolo con cuerpo y entrañas.

En primer lugar, si atravieso lo incierto, si le pongo palabras a lo oscuro, lograré unir partes distanciadas, lograré acercar las miradas.

El momento de mayor caos y oscuridad es donde aparece un hilo, una posibilidad, aparece algo nuevo que conecta partes que luchaban.

En segundo lugar, si no fuera por el encuentro entre el hueco oscuro e infinito -el espacio primigenio, el caos-, y la tibieza natural -la nitidez y precisión, la tierra-, si no fuera por ese encuentro, no habría nacido el universo. En el hueco profundo de la Abertura, del caos, en un espacio vertiginoso e indefinido, tuvo lugar la firmeza y la estabilidad.

Puente

De esta manera, atravieso el puente entre lo profundo y lo visible.

Para crear mis bases, para establecer firmeza, debo traer raíces de la zona donde duele y está oscuro. Para crear mi suelo firme, debo acceder a mi espacio subterráneo.

«La Tierra, aparecida en el seno de la Abertura, se reúne con ella en las profundidades» (Jean Pierre Vernant).

La creación siempre se da en el encuentro entre lo caótico, oscuro, y lo sólido, visible. 

La realidad de los sentidos, la tierra firme que toco, es la última etapa de una construcción.

La palabra como puente, abre un camino y llega al inconsciente.

En otros términos, la palabra une lo sólido con lo inestable, la forma con el hueco, permite modificar códigos para que se plasme el cambio en lo sensorial y en la vida.

Hoy disfruté de una hermosa manera de vivir el tránsito por zonas confusas, de caminar por el hueco, el abismo. 

Ante lo nuevo, ante los cambios, siempre aparecen las formas del miedo y el dolor (señal de que hablan la muerte y la regeneración, conviven paradigmas anteriores y venideros).

En el terreno más firme siempre reaparece la niebla opaca donde las fronteras son borrosas, y se presentan el caos y la oscuridad original. 

Cuando ingresa el aire, dejo que traiga conciencia a mi cuerpo, en este profundo acto que es RESPIRAR.

Inhalar es recibir nueva información, recibir vida. Exhalar es dejar atrás y liberar lo que ya no necesito. Si conecto con el oxígeno y permito que me cuente la historia de su origen, de dónde viene, el oxigeno fabricado en los árboles se dibuja en una escena en mi visualización.

Puedo crear el ambiente ideal -el que quiero, el que considero perfecto para mí-, dejar que ese oxígeno ingrese, dejar que esa sea la vida que ingresa a mí.

Con la respiración y la palabra puedo unir lo que está separado, crear un lazo entre lo caótico y lo estable. Para crear en mí la vida que impulsa mi centro.

La palabra como puente, abre un camino y llega al inconsciente.

Este puente permite comprender una nueva vida humana gestándose, que da lugar al encuentro entre las distorsiones y las potencias de ese ser. También se ve nutrida la relación entre el inconsciente y el consciente.

Te invito a descubrir potenciales y elaborar estrategias de creación consciente.

*

¿Será el animal que vive en mí un terreno de conquista?

¿La matriz sagrada que anida en mí, un lugar codiciado?

¿Mi cuerpo, un secreto cáliz de potencia que corre riesgo?

Te sacan del vientre el poder de crear

La vida se escurre de a gotas, con el destrozo, el arrase, la mutación genética, la robotización.

Te arrebatan la potencia del cuerpo.

Yo busco a la Diosa que habla en la sangre.

La que chorrea hilo sacro de vida.

La Diosa nos recuerda el valor de la semilla, la vida gestada en el útero. También nos recuerda defender lo que aún es humano.

Tlazolteotl, diosa de la fertilidad
(Imagen sujeta a derechos de autor, reproducida bajo permiso de Dumbarton Oaks Research Library and Collection)
Figura de parto, Colección Pre-colombina Dumbarton Oaks Research Library and Collection, Washington, DC.
Estilo azteca, postclásico tardío
Siglo XIX

El bien y el mal, la salud y la enfermedad

Siempre me pregunté si existen el bien y el mal.

En estos tiempos actualizo la pregunta cuando operan fuerzas oscuras, dueñas de castillos de metal donde pretenden encerrarnos. Creo que esas fuerzas representan algo del mal.

La cárcel se edifica en el mundo de ilusiones (que no es real). Entonces, si no es real, ¿cómo nos afecta el mal? 

Soy consciente que hay una guerra invisible que habita el mundo de ilusiones. Me hago consciente de la guerra cuando una incomodidad da vueltas sin parar y quiero liberarme, como Neo en The Matrix. El choque se hace clarísimo si empiezo a sacarme los tubos que mantienen esclavos a mi cuerpo y a mi mente. Salgo de ese huevo en el que tenía los ojos cerrados y los sentidos dormidos. El mal es la fuerza que custodia que no me desconecte y me quiere recuperar cuando logro hacerlo.

Por eso, actualizo la pregunta sobre el bien y el mal, sobre la salud y la enfermedad en esta transición a nuevas humanidades. La pregunta sobre lo real y lo irreal.

Lo real (la verdad) es el amor. Y no existe nada por fuera de ello. ¿Qué estamos aprendiendo en estos cuerpos que habitamos?

Creo que aprendemos a lidiar con lo que nos trae el mundo de los sentidos, el mundo que dictan nuestros sistemas de creencias. Que aprendemos a manejarnos entre opuestos sabiendo que nada se opone realmente entre sí. Que aprendemos a lidiar con lo irreal.

Lo irreal es el miedo, un invento de la oscuridad para que nuestras mentes y cuerpos queden anclados a sistemas de creencias. Lo irreal y el mal a veces están cerca.

¿El mal se expresa en la oscuridad de la muerte? Creo que no: el mal se expresa en el miedo a la muerte, que nos implantan como creencia.

También se expresa en lo que nos imponen: que la felicidad no está en nuestras manos. 

Muchas formas de manifestarse tienen estas fuerzas oscuras. Pueden ser parásitos emocionales o mentales: esos que nos dejan en constante repetición de viejos moldes, con tal de no romper las normas, esos que nos inducen a pensar siempre lo mismo para no abrir el caparazón. Algunos parásitos generales: “no sos capaz”, “vas a quedarte solx”, “es imposible”, “la vida es así”, “todo no se puede”, “así no vas a progresar”, etc.

Las fuerzas pueden ser pirámides y panópticos del poder que nos vigilan, también pueden ser armas nucleares o dispositivos para generar incendios o cambios climáticos. Pueden ser las tecnologías que quieren implantar en nuestros cuerpos. Pueden ser los contenidos difundidos para derramar miedo.

Las pirámides y ojos que todo lo ven de las fuerzas oscuras nos quieren quietitxs y con miedo, pensando que la felicidad está allá afuera y en el mundo material (para que sigamos reproduciendo este sistema de farsas).

La gran noticia: el poder está en el espíritu desarrollado y libre. Ser felices está en nuestras manos.

¿Qué tiene que ver esto con la salud y la enfermedad?

La salud integral viene de la mano del equilibrio. El equilibrio, que tiene relación con el orden en la biología, implica una coherencia entre los cuerpos físico, emocional y mental. Si reaccionamos a las condiciones externas, libramos una guerra interna que produce desequilibrio. En cambio, si no reaccionamos, sostenemos el equilibrio (por lo tanto, la coherencia) y obtenemos salud permanente.

«La salud es plena energía en movimiento armónico».

Andreas Kalcker

En contrapartida, la enfermedad es falta de energía: falta de equilibrio que impide a la energía ser plena y armónica. El desequilibrio es signo de pérdida de energía vital.

La fuente de poder del actual régimen es la enfermedad. Su fuerza no es sólo económica sino, sobre todo, subjetiva y ontológica. Para subsistir, abusa de las vidas: «es de la propia vida que el capital se apropia; más precisamente, de su potencia de creación y transformación» (Suely Rolnik).

Problemáticas como: alteraciones hormonales, intoxicación física y mental, etc., son herramientas que utiliza el sistema para mantenernos en estado de enfermedad y dependencia. Una sociedad formada por personas equilibradas es sana, por lo tanto es libre. Individuos sanos (equilibrados) tienen pleno poder sobre su energía (su salud), no necesitan intervención externa, ni medicación, ni vacunas. Por esto, el régimen se vale de mecanismos para que, sistemáticamente, ignoremos nuestros desequilibrios o no podamos atenderlos. La “solución” viene dada desde afuera para que, una vez más, dejemos en manos ajenas nuestro bienestar. Es central para el sistema tenernos controladxs a través de la falta de salud.

¿Qué pasa si, al descubrir el circuito de dominación, superamos esa emoción profunda del miedo, pasando a la acción propia? El miedo se corta. La acción libre es una gran salida a la inmovilidad que produce la rueda de control.

«Del vacío del sabio surge la quietud. De la quietud, la acción. De la acción, el logro».

Chuang Tzu

Si a nivel individual soy capaz de vaciarme de lo externo para procesar la información de lo que soy, de las partes que internamente están en guerra, si lo proceso desde mi propia experiencia, si entiendo que la rueda de control me lleva al miedo para hacer que crea lo irreal, puedo sostener el foco en no reaccionar a las condiciones externas (irreales). Sostenerme en el vacío y la quietud internas. Y pasar a la acción desde mi libertad.

Para crear la nueva sociedad, las nuevas humanidades que estamos necesitando, hacen falta personas conscientes de espíritu libre, vinculándose y cooperando entre sí.

Eso es protegernos de manera consciente. No necesitamos nada más.

May the force be with you.

Polaridades, esencia y estructuras de la creación

Año gregoriano 2022. Una combinación de números que resuena en el calendario me envuelven en esta civilización. La polaridad y la simbiosis del 2 me llevan a sentir, a reconocerme con mis emociones, a encontrarme con otras emociones fuera de mí, mezclarme y fusionarme con otrx. La armonía y el corazón grupal del 6 me llevan a multiplicar mi sensibilidad en los cuerpos unidos a mí. El agua recorre la experiencia de mi cuerpo emocional y deja llover gotitas sobre el gran corazón que nos acuna. ¿Qué pasa ahora que tambalean las estructuras caducas de un modo ser colectivo?

Las estructuras viejas se resquebrajan y nos empezamos a mirar con ojos nuevos. Unos ojos que renacen creando. Creándose a sí mismxs en relación a este gran cuerpo colectivo. Siento que estamos en la osada aventura de volver a ejercer nuestra energía femenina, reprimida y olvidada, para contribuir a la comunidad, sanar y sanarnos, ordenarnos en el balance entre lo masculino y lo femenino. Recorrer el hilo que une los ojos al corazón interno de cada unx.


Los viajes hacia la oscuridad de mi corazón derraman la sangre de la energía femenina que durante siglos fue opacada, en una civilización que premia el poseer sobre el sentir (“tanto tengo, tanto valgo”), que busca respuestas en lo externo en lugar de redescubrirnos en lo interno, que nos manipula para conseguir éxito, dinero, cáscaras que se quiebran en su propia superficialidad. Antes de este paradigma lxs humanxs éramos una comunión con la tierra, no nos apropiábamos de ella ni utilizábamos la manipulación y el control para apegarnos a lo material.

El acorazamiento que oscurece nuestra capacidad de crear y sentir en la estructura actual, se construyó durante siglos desde el paradigma masculino. La línea de la energía masculina tiene un recorrido diferente de las ondulaciones de la femenina. Nos empujamos unxs a otrxs en una línea de “productividad” y “progreso”. Lo que hacemos es ignorar las curvas, mutear nuestros cuerpos, separarnos de sus ciclos y silenciar su lenguaje, cortar el hilo que nos une desde el corazón.

La Era de Hierro que habitamos domina con la potencia destructiva de la guerra. Se enfrentan en una contienda dos facetas que se miran como distintas y se repelen. Dos polos que vienen luchando hace siglos. ¿En qué resulta esta guerra? Una de las facetas se impone sobre la otra; entonces la oprimida busca soltarse las cadenas y se alza en armas; luego la tirana se defiende con maquinaria más pesada. Y en ese círculo repetitivo, proyectamos peleas, muertes y destrucciones sin fin, adentro y afuera nuestro. Nos repetimos en formas esclavas y dominantes, que se alternan y producen sometimiento y manipulación.

El desafío actual: ordenarnos en el balance entre lo masculino y lo femenino. Todxs tenemos ambas energías. Las mujeres tenemos úteros físicos, con los cuales estamos en proceso de reconciliación, reconexión. Los hombres tienen úteros energéticos donde reside su energía creadora. La herida de los hombres se basa en que tienen que bloquearla para ser reconocidos. La herida de las mujeres es adaptarse a ritmos ajenos y silenciar los propios. Siento que el poder de recrearnos ahora, rearmarnos con la creatividad, implica que tanto mujeres como hombres conectemos con nuestros úteros. Darnos cuenta que tienen la sabiduría incorporada de creación, de equilibrio vida-muerte-vida, los ciclos del morir y el renacer. Conectar con esa energía que nos dio vida es trabajar la energía de creación. Sentirnos parte de un todo, que es el universo, del cual somos canales.

¿Qué pasaría si nuestro poder de crear, recrearnos y transformar fuera imparable?

Si empezamos a sentir y ejercer esa conexión con la energía de la tierra, de todos los seres materiales y sutiles que componen el universo y están dentro nuestro.

Si cada unx pudiera conectar con su propio ser despierto, en dominio de su fuerza, en constante mejoramiento. ¿Qué magnitud de cambio provocaríamos?

Si trabajamos nuestras vibraciones creadoras reunificando nuestros polos, vamos a florecer y renacer con un yo colectivo libre.

§

Encontrar el límite a la libertad en la puerta cerrada del inconsciente, el mundo oscuro al que quiero acceder y me angustio en esa puerta como marioneta de fuerzas desconocidas, incomprensibles y mucho más fuertes que mi voluntad consciente. El intento por explicar experiencias que sobrevienen y no poder manejarlas. Sensaciones físicas que no tienen lógica, imágenes que no tienen sentido y no puedo transmitir. Marcas que no tienen palabras para expresarse. Y las mismas preguntas siempre: ¿de dónde vienen esas experiencias, cómo abarcarlas?

¿Sentís que hay dentro tuyo algo tan difícil de atrapar que no llegás a entenderlo, fuerzas opuestas que se debaten en una guerra?

Mucho tiempo creí que era imposible responder estas inquietudes; me recreé en la angustia irracional, siendo y haciendo cosas de las que podía gestionar una ínfima parte.

Hoy puedo hacerme carne en el viaje a lo inconsciente que viene de adentro, cuyo origen está en la relación, el vínculo primigenio entre mamá y papá, en el hilo que me conecta con el linaje, mis antepasadxs, mi árbol. Espectros que vienen de aquellxs que quedaron en el camino de mi genealogía. Miro de nuevo hacia la puerta, puedo reconocer rostros precisos y les pongo nombre a las experiencias.

Me siento más liviana cuando habito el viaje hacia adentro. No hay una sola forma, el trabajo interno es fruto de la voluntad. Nadie puede obligar a otra persona. El autoconocimento depende del poder personal.

Hoy puedo colocar los espectros en donde corresponde, devolver las cargas que parasitan en mí. Miro otra vez hacia la puerta. Tomar las riendas de la libertad implica asumir que la vida está más allá de esta puerta.

Mi vida está más allá de lo que mi linaje ha proyectado en mí. Más allá del programa inconsciente que he recibido y tomado. Más allá de sus deseos, intenciones, silencios y miedos.

La libertad individual y colectiva está más allá de la guerra que libramos dentro.

Con los pies, me desplazo en el camino de la vida. Todo mi cuerpo está repartido en la superficie de mis pies. Un problema vinculado con ellos, me indicaría un conflicto entre la dirección y el movimiento que tomo, manifestaría la necesidad de más estabilidad y seguridad en mi vida, el futuro y sus imprevistos me darían miedo.

Los pies están relacionados con mi origen. Me creó la conjunción de dos fuerzas complementarias que dieron lugar a una nueva vida. El contacto firme y seguro de mis pies con la tierra me recuerda de dónde provengo.

(…) la atracción mutua entre nuestro cuerpo y la tierra es la fuente profunda de ese delirio más consciente que nos compele a la presencia del otro. Como el magnetismo que sienten dos amantes, o una madre y su hijo, la atracción poderosa entre el cuerpo y la tierra ofrece sustento y reabastecimiento físico cuando se consuma en el contacto. Aunque en los últimos tiempos hemos llegado a asociar la gravedad con la pesadez y por ende a pensar que tiene un vector estrictamente descendente, algo sube hacia nosotros desde la tierra sólida cuando estamos en contacto con ella. Nos damos pocas oportunidades para saborear ese nutriente que sube hacia nosotros cada vez que tocamos el suelo, y por eso no es sorprendente que hayamos olvidado la naturaleza erótica de la gravedad y el placer vigorizante del contacto con la tierra (…)

David Abram

Preguntas que me quedan para hacerme y hacernos: ¿cuán fuerte es la fidelidad al clan?, ¿cuánto nos falta despedir?, ¿cuánto cargamos para salvar al linaje o para evitar quedarnos fuera del rebaño? Las preguntas me conducen por ondulaciones y voy reconociendo las fuerzas que se enfrentan. Mi cuerpo es un terreno de luchas y soy yo la única que las puede iluminar. Como dije más arriba, el autoconocimento es infinito y depende del poder personal.

En estas ondulaciones me rehago, me recreo, nos reconozco y vuelvo a ser otra vez. Te invito a que recorras tus ondulaciones para que renazcamos en libertad.